El rocío de la mañana perfuma con fragancia de dolor
El cadáver de un guatemalteco trabajador.
Con mochila al hombro de su casa salió
Cubriéndose con la sangre de quién en la cruz murió.
En su vieja mochila desteñida
por el sol de cada día
Llevaba su almuerzo que consistía
en frijolitos y tortilla
Cuando la suerte le sonreía.
Los primeros rayos de aquella mañana
Bronceaban su tez descuidada
Hoy en su cara solo queda
una palidez obligada.
Sus ojos eran estrellas entre nubes,
Sus nubes fueron lágrimas de vida.
Su inseparable camisa cumplía seis años en su propiedad
Con sacrificio la compró su esposa doña Soledad
Cuando cumplió cuarenta y tres años de edad.
Las mismas botas de hule gastado
El mismo pantalón remendado
El mismo hombre honrado
Con un corazón desinteresado.
Iba caminado por la calle empolvada
Recordaba el día que conoció a su amada.
Fue en una finca de Oriente
Donde era el dueño un terrateniente.
Pensaba en sus hijos Carlos y Juan,
Pensaba en sus hijas María y Soledad.
Pensaba en ya no pensar,
Pero recordaba que tenía que luchar
Para que sus hijos pudiesen progresar.
Así olvido el dolor articular,
Y casi se puso a trotar.
La muerte lo abrazaba por detrás,
Sabiendo que no lo soltaría jamás.
A la urbana subió,
Por la puerta de atrás se trepó,
Sin saber lo que le esperaba,
Pues sus minutos contados estaban.
Aceleró el viejo automotor,
igual lo hizo el corazón,
del hombre con el arma en el cinturón.
El sicario corrió como la sangre ese día
Huyó cobardemente y a lo lejos se perdía.
Tres balazos frenaron la vida del risueño conductor
Como también lo hicieron con su viejo automotor.
Tres balazos silenciaron el canto del Quetzal
Lloró al presenciar ese acto desleal
Voló siguiendo a ese pendejo maricón
Como un autónomo a un nuevo, el día del gran ahuevón.
Pero este viéndolo de reojo
Pinto con un balazo… su pecho de rojo.
Una bala puede callar el sonido de un automotor
Pero nunca la voz de mi pueblo luchador.
EBECO.
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Tus ojos son montañas que esconden mi arcoiris,
Eres invierno que congela mi veraniego corazón.
Sos la sombra de mi alma,
La oscuridad que oculta mis deseos.
Eres agua fresca en mi desierto,
Poesía de Neruda o luna en noche sin estrellas.
Sin cometas y sin palabras,
Eres lo que anhelo y sin decirte demasiado,
Eres todo y eres nada.
Hoy estoy desesperado y aun enamorado,
No te digo que te amo,
Sonrío al recordarte,
Lloro sin odiarte,
Tan solo la gana de extrañarte.
Despierto de este sueño, soñaba estar despierto…
EBECO
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Papel y lápiz en mano... No perdamos detalle...
Cada lagrima del cielo trae consigo la palabra indicada...
Es hora de ordenarlas... Escribamos una relativa Utopía...
Aunque mis letras no tengan Entelequia...
Tan sólo alegría por cada frase formada gota a gota por la llovizna del día...
Envuelveme con tu brisa !oh noche oscura!
Llévame al mundo de la inspiración...
Cuéntame tu dolor... y quizá, tan solo quizá
pueda escribirle una poesía a la musa que llena de miel mi corazón....
y sin mas razón empiezo a escribir un verso a la niña de mi aflicción!!!
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